Cuenta la leyenda que en el momento de la creación, todos los seres y las cosas recibieron un nombre, y eso nos define, nos distingue frente a los demás. Tomar el nombre de otro y ponérselo como un traje prestado cambia la idea de lo que somos y hacemos.
Un joven creció en Uganda a principios de los años 70 del siglo pasado, y en la universidad de Kampala aprendió a leer a los clásicos, pero también a usar armas para luchar a favor de la libertad de África. Muy pronto la protesta se trasladó a las calles de la ciudad, y los ojos de este hombre discreto, que amaba los libros, se enfrentaron al horror. Había que huir, dejando atrás una vida y un nombre.
Así fue cómo un buen día apareció Isaac en una pequeña ciudad del Medio Oeste americano como estudiante invitado, y Helen fue la trabajadora social encargada de enseñarle las costumbres del lugar. Con pocas palabras y muchas caricias los dos crearon un mundo propio, desafiando las convenciones, pero ¿quién era realmente Isaac?
Una espléndida novela que habla de un amor hecho de preguntas sin respuesta, de vidas que buscan raíces en la ternura y de nombres que se quedaron atrás, como si un dios cruel hubiese jugado con ellos para luego olvidarlos en un rincón cualquiera de la Historia.
"Una novela que te conmueve por una extraña combinación de lirismo y ferocidad. Todos nuestros nombres es mucho más que un libro sobre la inmigración. Lo que está en juego es la identidad del ser humano y todo lo que llamamos hogar."
Michiko Kakutani, The New York Times