La historia no es un buen argumento para discutir sobre el presente. Eso es lo que este libro trata de demostrar, y no solo porque la historia sea subjetiva o «la escriban los vencedores», sino porque nuestro conocimiento del pasado no es tan completo y preciso como imaginan la mayor parte de las personas.
Utilizando la historia de España como ejemplo, el autor nos va mostrando de manera sorprendente cómo lo que llamamos «el pasado» es un relato lleno de lagunas y de hechos mal conocidos, sospechosos o claramente inventados, y que ese relato va cambiando en función de los intereses de cada generación. El resultado inevitable es que la historia es siempre un relato mítico que contiene mucha más ficción que realidad, y que refleja más nuestro presente que nuestro pasado.