Tras la Segunda Guerra Mundial, en una posguerra llena de estrecheces, 
Christian Dior fue el encargado de devolver a las mujeres el apetito por el lujo 
y la belleza. En 1947, con su primera colección, se convirtió en el emperador 
de la moda de la noche a la mañana. Tenía cuarenta y dos años, y su estilo, el 
New Look, fue una revolución que borró el pasado e instauró un nuevo canon 
de belleza para la siguiente década. Sus vestidos de trazo simple y construcción 
arquitectónica se vendían en 24 países, y apasionaban tanto a las millonarias 
que los compraban por docenas como a las costureras de provincias que los 
copiaban. En 1957 fue el primer modisto en ocupar la portada de la revista 
norteamericana Time.