Berlín, 1922. Hulda Gold es una comadrona intrépida, tenaz y  muy apreciada en el barrio donde reside. La Primera Guerra Mundial ha dejado a su paso profundas heridas y, aunque la joven República se caracteriza por una atmósfera de renovación, también  está marcada por una gran pobreza.  Caracterizada por su talante comprometido, Hulda es propensa a  meterse en problemas. Cuando una de sus pacientes se muestra  muy afectada por la muerte accidental de una vecina, la joven  no puede evitar inmiscuirse. ¿Por qué el distante comisario de la  Policía Criminal se interesa por este caso? Ella inicia sus propias pesquisas y desciende poco a poco a las profundidades de una ciudad  en la que las luces y las sombras están estrechamente unidas.